Eso sólo está al alcance de los artistas excepcionales como Marchena o Camarón.
Vallejo creó escuela, condición imprescindible para llamarse genio,para trascender.
Alzarse sobre la medianía para adentrarse en cantes inexplorados y a fe que lo hizo con una singularidad que duele cuando algunos flamencólicos nos lo quieren meter en el mismo frasco extravagante que supuso la Ópera Flamenca.¡Menudo invento!.
Vallejo cultivó a la audiencia con auditorios y conciertos increíbles que iban más allá de la imaginación de un público mediatizado.
Por último y no menos importante para definir al genio,estaba su propio universo, algo inherente a una genial personalidad que creo,más a su pesar: raro,sensible,atormentado,sólo y con tendencias autodestructivas.Por fortuna están sus cantes,inmortales y ¡Extraordinarios!.
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